viernes, 4 de septiembre de 2009

Confesiones de la nada.

¿Cómo confesar la nada?
Sería como justificar lo que no ha pasado,
sin embargo, existe tal cosa,
la nada existe, aunque no comprobado.

Ojalá la nada fuera vacío,
pero la nada es algo peor,
la nada es la ausencia de contenido,
el vacío es la ausencia de nombre.

Nos queda preguntarnos,
¿Nos es mejor lo vacío o la nada?,
¿Nos es mejor no tener o no juzgar?,
¿Nos es mejor tener o juzgar?,

Y es entonces cuando nos parecemos,
a un río que nunca acaba,
que se pierde en el horizonte.

No sé si he conocido sólo las ramas del árbol,
sólo sé que el temor, y la estupidez,
son más grande que el valor y la paciencia,
y cada vez nos acercamos a la nada,
alejándonos de nosotros mismos.

Quizás por ésta cuestión de unión,
no nos hace valer por si mismos,
pero, ¡Cuán grande será la nación,
que no desconfíe de sus amigos!,
y cuán pobre será la nación,
que no sabe ver bien al enemigo.

Y la unión, masificación de los intereces,
corporaciones y disminución del individuo,
es así que el sistema crece,
y nos obliga a un aislamiento continuo,
aislados de si mismos,
como aquel que duerme con los ojos abiertos.

Y es entonces cuando la nada,
se llena con materiales,
para intentar hacer vacío,
pero el lenguaje lo limita,
ya no es más vacío,
empieza a hacer angustia.

Esa misma angustia,
nos produce ansiedad,
la ansiedad la euforia,
la euforia la ruina,
y así el inferior camina al suicidio,
al estrangulamiento interior.

Liberense, ¡Libérense!,
sigan el camino,
no se olviden a dónde van,
no se olviden de dónde vino.


http://www.mediafire.com/?t1mnlibmj5r gracias a la página donde lo saqué, que está en el mismo pdf.


http://www.youtube.com/watch?v=FI_4X6TkFhU

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